Archivo de la categoría: Reingeniería Interior

¿21 de Diciembre… esperar el nuevo fin del mundo o provocar el comienzo de uno nuevo?


fin del mundo

“Toda historia tiene un gran final pero en la vida un final es el comienzo de algo nuevo.” Anónimo

El pasado 21 de Diciembre no pudo pasarnos inadvertido. Quizá algunos respiraron con alivio al percatarse de que la antigua y apocalíptica profecía Maya no se había consumado. Muchos otros, tal vez no le prestaron demasiada importancia, pero es innegable que logró robar su atención. Aunque ahora muchos están tratando de justificar las fallas predictivas y otros tantos están tratando de fechar el nuevo final.  Lo cierto es que el fin del mundo ha sido ya tan vaticinado que cada día pierde más credibilidad. Nada es lo que aparenta y en este mundo tan influenciable, queda en evidencia que se le puede sacar provecho a prácticamente cualquier cosa. Por lo pronto, seguimos siendo testigos o víctimas de la propaganda, la falta de profundidad de nuestras reflexiones y en general del folklore y del frenesí que pueden aflorar en a la sociedad.

Durante décadas, si no siglos, hemos escuchado de manera reiterada este tipo de presagios y visiones de algunos profetas cómo Nostradamus, Santa Lucía o los Mayas. Sin embargo, resulta evidente que estas premoniciones quedan sujetas a demasiada subjetividad por parte de los futuristas y gurús que tratan de interpretarlas. Hoy por hoy, estas versiones acerca de los posibles mañanas que deparan a la humanidad, parece que cogen mayor validez y fuerza en la medida en que su explotación y sensacionalismo puedan ser utilizados con fines lucrativos.

¿Cuál será la siguiente profecía que será develada, y cuál será el impacto que pueda ocasionar (o se espera ocasione) en nuestras mentes?  Eso, sólo el tiempo lo podrá responder.

Independientemente de que la humanidad pueda ser víctima de una catástrofe y de que algunas personas puedan efectivamente tener el don de la profecía, me parece más loable que en lugar de preocuparnos por la siguiente fecha del “armagedón cósmico” (y que ahora sí sea “la buena”),  mejor nos ocupemos por intentar provocar una “hecatombe interior” que nos ayude a deshacernos de los patrones y paradigmas que nos mantienen estancados como humanidad y los reemplacemos por ideas más frescas que nos permitan crecer como individuos y ser cada día mejores.

En realidad, si lo pensamos bien, resulta igualmente triste despertar en un mundo que no está dispuesto a cambiar y que decide mantener y defender sus actitudes negativas, egoístas y engreídas, que no hacerlo del todo, por que el mundo llegó a su fin.

En lugar de atemorizarnos o mostrarnos indiferentes ante un posible final catastrófico, debería de estremecernos más el hecho de vivir en una sociedad que mantiene al dinero en un pedestal y que no es capaz de entender que cuando no haya nada más, este de poco o nada va a servirnos. A la sociedad contemporánea le cuesta trabajo apreciar el valor de la familia, de la amistad, de la honestidad y de la hermandad, simplemente porque resulta difícil asociarles un equivalente monetario. Por otro lado, la tolerancia y el respeto ceden cada día más terreno ante la actitud individualista generalizada.

Deberíamos de aprovechar toda la energía que acompaña a la parafernalia de los mitos del fin del mundo para provocar un final tajante al conjunto de creencias que nos mantienen insensibles ante el prójimo y nos impiden alcanzar niveles de conciencia más elevados. Debemos permitirnos reinventarnos en amor y armonía con todo el universo y así inducir de una vez por todas, el verdadero fin del mundo que conocemos.

Los Mayas no sólo profetizaron el fin de una era, también entendían y pregonaban  el hecho de que todos estamos entrelazados y lo que le hacemos al otro, nos lo hacemos a nosotros mismos. In lakesh, era la palabra que usaban para referirse a “tú eres yo, yo soy tú.”

¿Por qué no difundir más esta idea que nos acerca como seres humanos?

¿Será que las catástrofes “venden” más y sirven para afirmar las actitudes individualistas en los seres humanos?

¿Cuántas catástrofes (profetizadas o no) nos deparan antes de poder darnos cuenta de que debemos corregir el rumbo como seres humanos y así provocar un futuro más alentador y favorable para todos?

El poeta William S. Merwin dijo: “todos estamos dormidos con brújulas en nuestras manos,”

¿Qué necesitamos para despertar?

Tú tienes la llave para abrir tu mente y empezar a provocar o absorber nuevas ideas que cuestionen a los paradigmas colectivos prevalecientes. Tú puedes tomar la decisión de seguir como hasta hoy, o bien, continuar el viaje por un camino nuevo.

In lakesh.

Fotografía cortesía de http://www.sxc.hu/

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«La inspiración que buscas se encuentra en ti. Permanece en calma y escucha»  Rumi

Navega con la luz de tu espíritu – Parte 2


Escucha solo a tu corazón, el es tu maestro. En el verdadero viaje de la vida, tu propia intuición es tu único maestro. OSHO

Hace algunas semanas escribí acerca de la importancia de encontrar el verdadero propósito de nuestra vida. Ahora bien ¿por dónde comenzamos?

Encontrar el verdadero propósito de nuestra vida no es una tarea fácil. Máxime si le adicionamos la complejidad de tener que discernir sobre toda clase de mensajes, comúnmente contradictorios, que recibimos de la sociedad y de los medios de comunicación en general. Lograr sincronizarnos con nuestro verdadero propósito puede llevarnos no solamente tiempo, sino además suele conducirnos por ejercicios de “prueba y error.” Encontrar nuestro verdadero propósito no tiene una fórmula universal, sin embargo, podríamos decir que es más fácil encontrarlo si estamos dedicados a buscarlo, que si no lo hacemos.

Es pues, tener el deseo de encontrarlo el primer paso en esta búsqueda. El siguiente paso, será ser paciente ya que podría ser que no obtengamos resultados inmediatos.

Independientemente de lo anterior, a continuación comparto algunas ideas (enunciativas y no limitativas) que pueden serte de ayuda en la búsqueda de este importante objetivo:

  • Identifica tus fortalezas personales, puede que tu propósito esté relacionado con lo que haces mejor.
  • Identifica tus pasiones y tus gustos, tu propósito estará en dónde te sientas feliz y satisfecho por los logros alcanzados y no tanto por las recompensas obtenidas.
  • Pasa tiempo contigo mismo, la única persona que puede saber hacia dónde dirigirse eres tú. Escucha a tu <<voz>> interior, hazle caso a tus corazonadas. La meditación puede ayudarte.
  • Mantente alerta a los mensajes que puedas recibir. Estate atento a lo que pasa a tu alrededor. Las señales pueden ser muy sutiles, sin embargo, usa tu instinto porque tu corazón sabrá cuándo se trate de algo importante.
  • Mantén tu mente abierta al cambio y no temas “girar el timón.” Prepárate para ponerte en acción, no esperes que las cosas sucedan sin un poco de colaboración de tu parte.
  • Recuerda que no estás en una competencia y que no tienes que demostrarle nada a nadie. El propósito en la vida es personal y solamente se aplica a ti. No dejes que las opiniones o juicios de otras personas alteren tu ruta.

Es indudable que la exposición a las ideas, mensajes y a paradigmas colectivos coadyuven a provocar un “vacío” de comprensión acerca de nosotros mismos. Sin embargo no olvides que tú tienes las condiciones y la capacidad para hacer que el deseo de tu corazón devenga la realidad de tu ser.

Fotografía cortesía de stock.xchng  www.sxc.hu

16 de Septiembre de 2012 – ¿202 años de independencia o de negligencia?


“Sin importar el tamaño de la ciudad o pueblo en donde nacen los hombres o mujeres, ellos son finalmente del tamaño de su obra, del tamaño de su voluntad de engrandecer y enriquecer a sus hermanos”

Ignacio Allende

Pareciera difícil de creer que a más de 200 años de vivir en una nación soberana, la sociedad parece no estar a la altura de lo que esto debiera implicar. Al día de hoy, solo tenemos fuerza para expresar un precario patriotismo a través de celebraciones vacías de nacionalismo, pero rebosantes de matracas, banderines, tequila y abrazos fraternales. Basta con solo mirar a nuestro derredor para darnos cuenta que México se nos está yendo de entre los dedos.

Miles de hogares rotos, la triste pobreza e injusticia que prevalece en cualquier rincón del país y un sinnúmero de otras condiciones que atentan contra la supervivencia misma de la sociedad, son lastimosos testigos de esta situación. Hoy más que nunca, tenemos como mexicanos el desafío de aprender a levantarnos y a buscar acciones que corrijan el rumbo y nos lleven a dónde verdaderamente pertenece una nación soberana e independiente.

Ya es tiempo de que el continuo sufrir social se transforme en sabiduría. Ya es hora de aprender de nuestros errores y dejar de celebrar a pesar de que estos se repitan. Si no provocamos como mexicanos éste entendimiento, el dolor y amargura al que históricamente hemos sometido a millones de connacionales habrá sido en vano.  Vivimos en un momento que reta a nuestra capacidad como personas y nos empuja hasta el límite de lo que humanamente podemos considerar como aceptable. Ya no nos podemos seguir haciendo de “la vista gorda” ante la presencia de la guerra, el asesinato, políticos imbéciles, impugnaciones deshonestas, corrupción, riñas de poder, pasmosa indiferencia y sobretodo, un creciente odio que quiere encontrar su origen en lo que nos hace diferentes.

Poco nos falta (si es que no hemos llegado ya) para matarnos entre hermanos por tener opiniones políticas o religiosas distintas. Al día de hoy y por increíble que parezca, líderes irresponsables usan la discordia como arma política para hacer crecer su popularidad, en lugar de para invitar al diálogo y a la cordura.

En momentos cómo estos, ¿cómo es posible sentirse orgulloso de ser mexicano? Qué sería ser independiente sino haberse ganado el derecho y responsabilidad de tomar decisiones propias que no atenten en contra de los derechos ajenos. Ser soberano implica tener el compromiso con nosotros mismos y con quienes nos rodean para crear un México más justo y más próspero para nuestros hijos y las demás generaciones venideras.

Nos guste o no, la vida es un espejo que refleja lo que nosotros mismos somos por dentro. El México que vemos, es un cruento reflejo de lo que cada mexicano es en su interior. Por lo tanto, si en verdad no nos gusta lo que vemos <<allá afuera>> más nos vale empezar a modificar nuestra actitud y nuestra manera de pensar y actuar como ciudadanos.

La clave para poder experimentar un México mejor para todos es empezar a vivir condiciones de bienestar, justicia, paz y felicidad dentro de cada uno de nosotros mismos. Es quizá parecido al sentimiento que experimentamos los días dieciséis de septiembre. Sin embargo, en lugar de dejar que fluya de manera efímera como consecuencia de un frenesí colectivo, debemos dejar que nos inunde y colme nuestro espíritu de la energía que significa ser mexicano.

Permitamos que éste sentimiento provoque un cambio profundo y permanente en cada uno de nosotros. Honremos a partir de esta noche, la memoria de aquellos mexicanos que colocaron los valores de justicia y libertad por encima de sus propias existencias. Estos verdaderos héroes, nos legaron un México independiente que puede hoy darse el lujo de escribir su propia historia como nación. Es hora de cambiar el rumbo y evitar que el siguiente capítulo describa cómo nos fuimos por el escusado.

Basta de buscar allá afuera al culpable de tus desgracias o al responsable de tu bienestar futuro. Si en verdad hay uno, con seguridad lo vas a encontrar frente a ti la próxima vez que te mires al espejo.

El cambio que queremos para México empieza dentro de cada uno de nosotros.

¿Qué puedes hacer tú para ya no lastimarlo más? ¿Qué puedes hacer tú para ayudar a sanarlo?

¿Quizá dejar de comprar pirata o robado? ¿Quizá adquirir más productos lícitos de manufactura o procedencia nacional? ¿Quizá ser mejor estudiante? ¿Quizá ser más crítico y dejar que palabrerías babosas de malos mexicanos te embelesen para que sigas apoyando sus absurdas carreras políticas? ¿No prestarte para actos de corrupción? ¿Ser quizá un mejor hijo? ¿Un mejor padre? ¿Ser mejor patrón? ¿Ser mejor empleado? ¿Ser más honesto? ¿Más responsable? ¿Con qué puedes ayudar hoy a México?

¿Qué quieres estar realmente celebrando el próximo 16 de Septiembre?

Fotografía cortesía de Stock.Xchng  www.sxc.hu

La muerte: ¿final fatalista o transformación natural?


Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería una burla cruel.

M. Gandhi

Todos nosotros hemos experimentado de alguna manera el sentimiento que acompaña a la muerte. En la mayoría de los casos, me puedo aventurar a asegurar que la emoción producida en nosotros no fue agradable. Independientemente de que haya sido provocada por haber estado próximo a ella, o tras haber perdido a algún ser amado.

La muerte en sí misma, la percibimos como algo tenebroso y terrible. La ciencia la describe como un proceso terminal con el que concluye la vida. Este tipo de definiciones, si bien pretenden ser profesionales y objetivas, no nos resultan demasiado alentadoras. Por otro lado, nuestra cabeza está llena de dudas con respecto a las implicaciones que acompañan al hecho de fallecer. Esto nos lleva inevitablemente a experimentar ansiedad y miedo.

Sócrates alguna vez dijo: “El temor a la muerte, no es otra cosa que considerarse sabio sin serlo, ya que es creer saber sobre aquello que no se sabe.” Ciertamente, nadie conoce con certeza lo que pasa después de morir, sin embargo, solemos considerarlo como el peor de los males o castigos.

La muerte siempre ha sido temida por la humanidad. En muchas civilizaciones, los dioses de la muerte eran personificados como temibles seres que se encargaban de separar al alma del cuerpo y posteriormente solicitar cuentas a los difuntos. ¿Suena familiar?

Hasta nuestros días, esta perversa tradición nos ha seguido sin sufrir demasiadas alteraciones. La calavera encapuchada sosteniendo una guadaña, no es precisamente una imagen de amistad. Por otro lado, las religiones modernas, aunque quizá con tintes diferentes, tampoco han evolucionado o profundizado demasiado en este tema.

Nos guste o no, de algo podemos estar seguros: todos vamos a experimentar la muerte. Entonces, resulta adecuado que empecemos a enfrentarla como un hecho de la vida misma y no como una fatalista terminación de esta. La muerte es inevitable y segura. Por lo tanto, parte de vivir, es morir.

La muerte no denota un final sino una continuación de la existencia. Es una especie de transformación (la oruga “muere” y da vida a la mariposa). El alma, que anima y da vida al cuerpo físico, lo libera y sigue su camino. Es el momento en que tu “verdadero yo” continua con su viaje.

La muerte resulta una parte integral de la existencia. La vida en este plano físico es una oportunidad para crecer espiritualmente y dedicaros a perseguir propósitos más elevados y menos egoístas. Aprende a escuchar a tu “yo interior.” Deja que su sabiduría fluya en armonía junto con tus pensamientos. Permite que te dé guía y soporte a tu vida en este mundo. Tú estás en él y él en ti, en unidad continuarán con su travesía una vez que abandonen el cuerpo que hoy habitan. ¡Buen Viaje!

 Fotografía cortesía de: http://www.sxc.hu/

El camello que pasó por el ojo de la aguja


camelloLa frase de la Biblia  “Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar al reino de Dios” [Mateo 19-24] es un ejemplo de las creencias que podríamos llegar a adoptar y a considerar como nuestra verdad. Esta puede terminar asociada de manera inconsciente con nuestra propia realidad. En este caso, si creemos que los ricos no verán el Reino de Dios y nosotros sí queremos conocerlo,  entonces, creamos de inmediato en nuestra mente un pensamiento subyacente e inconsciente que nos bloqueará inevitablemente nuestro proceso de manifestación intencional enfocado a perseguir objetivos de riqueza y prosperidad.  No importa cuanto nos esforcemos en ello, ahí estará esa pequeña vocecita en nuestro interior que nos dirá: <<la riqueza es mala>>.

Si leemos el versículo completo [Mateo 19 16-26] vemos que Jesús le solicitó al joven rico que vendiera sus bienes y se los diera a los pobres para con ello tener un tesoro en el Cielo. No le solicitó ni que viviera en la pobreza ni tampoco condenó su riqueza. Más adelante, en ese mismo versículo [Mateo 19-26] Jesús responde a la pregunta de sus discípulos acerca de quien podría salvarse. Jesus responde: “para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.” No menciona que esta imposibilidad se aplica de manera exclusiva a los hombres ricos, sino que se ajusta de manera general al hombre.

Analizando este concepto desde una óptica diferente, podríamos reflexionar acerca de esta enseñanza de Jesús. El “hombre” que está limitado es aquel que actúa desde un nivel de entendimiento superficial y que sólo es consciente de su propia individualidad.  Este hombre [el ego] se identifica con palabras como yo y mío y se asocia con ideas cómo “soy rico” o “soy bonita.” Este nivel superficial de conciencia considera que estos conceptos le son imprescindibles y termina por apegarse obstinadamente a ellos. Con ello, se aleja de la posibilidad de encontrar o conocer situaciones más valiosas o elevadas.  Aunque esta conciencia individualista es importante para desarrollar ciertas actividades del día a día, nos puede representar una barrera importante para alcanzar niveles de consciencia y espiritualidad más elevados [Dios].

Dejar el apego a la riqueza (y no la riqueza en si) es lo que Jesús solicitó a aquel joven que hiciera. Cuando dejamos ir aquellas ideas o necesidades que consideramos testarudamente importantes para nuestra felicidad, es cuando abrimos nuestra mente para descubrir los tesoros que nos deparan en el cielo [Dios]. En la riqueza también está Dios y nada hay de malo con esta. Sin embargo, no te apegues a ella de tal forma que consideres que si no la tienes, no podrás llegar a ser feliz. La abundancia y la plenitud son tu legado y cuando te liberes del temor (apego) de no tener suficiente para comer, o no tener una casa u otros bienes, entonces vivirás en libertad, pues tu mente deja de engancharse en la supervivencia y la puedes dirigir hacia un estado mental que te permitirá recibir pensamientos más elevados. El reino de dios es para aquel lo suficientemente libre (pobre) de condicionamientos, de prejuicios y de paradigmas y que está abierto a abrir la mente para recibir un nivel de entendimiento más profundo.

“Así que no se inquieten diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos? ¿Con qué nos vestiremos? Esas son preocupaciones de los paganos. Ya sabe el Padre Celestial lo que  necesitan. Busquen primero el Reino de Dios y hacer su voluntad y todo lo demás les vendrá por añadidura”

[Mateo 6:32,33].

Fotografía cortesía de http://www.sxc.hu/

 

La Decisión es sólo Tuya


heroe anonimoLa capacidad de libre albedrío y elección con la que todos contamos es probablemente la herramienta más poderosa e invaluable dentro del proceso de manifestación intencional. Durante la vida, de manera constante te vas enfrentando a un proceso de elección y eres tú quien determina mediante tus decisiones, el camino a seguir.

Mediante la elección de hacer o dejar de hacer algo, pensar de cierta manera o hacerlo de otra, o bien comportarte o dejarte de comportar de cierta forma, te estas provocando en consecuencia una realidad completamente  diferente en el futuro. Por lo tanto, el poder de la elección cuando es accionado con intención, se convierte en una invaluable herramienta para construir una vida de diseño intencional. Sin embargo, cuando no somos conscientes de nuestras decisiones y elecciones y vamos dejando que la vida simplemente “nos ocurra”, entonces, estamos eligiendo manifestar para nosotros una vida inconsciente.

Algunas veces ciertos pensamientos, sentimientos, hábitos y actitudes son percibidas como algo fuera del dominio de nuestra elección, sin embargo, entre más conscientes seamos de que podemos tomar el control de estas decisiones, entonces estaremos equipándonos mejor para poder generar deliberadamente el tipo de pensamientos y actitudes que requerimos para provocar el cambio que buscamos. La elección correcta solidifica la intención y dirige nuestra voluntad hacia un proceso de manifestación deliberada efectivo.

En ocasiones, cuando hacemos cosas por obligación, por ejemplo, aquellas que quizá se nos pida realizar como padre o como empleado, pueden enmascarar la habilidad que tenemos para elegir, así que deja que tú corazón guíe tus elecciones y permite que tus dones, tus sueños y tu verdadero propósito afloren como consecuencia de éstas.

Cuando te das cuenta de la verdadera fuerza e impacto que residen en tus elecciones, te estarás permitiendo despertar a un nuevo nivel de responsabilidad y libertad. Tú decides qué hacer, puedes despertar mañana y elegir las mismas actitudes y pensamientos y permitir que la vida siga “escogiendo” por ti, o bien, puedes decidir tomar las riendas de tu vida y con ello elegir conscientemente el tipo de pensamientos, emociones y actitudes que quieres tomar.

La elección es sólo tuya.

8500 personas que pueden cambiar al mundo


No hay camino para la paz, la paz es el camino. Mahatma Gandhi

Mucho es lo que se ha dicho y escrito acerca de la energía que rodea a cada uno de nosotros y el impacto que puede tener sobre otros objetos a través de la fuerza de nuestra intensión. Algunas culturas ancestrales ya usaban la canalización de esta energía con objetivos terapéuticos, de relajación o para provocar niveles de consciencia superiores y un mejor entendimiento del universo. El Reiki o el Tai Chi por mencionar algunos, han sido usados durante milenios por las culturas hindú y china respectivamente.

Otros avances científicos más recientes y dignos de celebrarse son las investigaciones de Semyon Kirlian gracias a las cuales ahora nos es posible fotografiar el aura, y por otro lado, también los estudios del Dr. Masaru Emoto los cuales mostraron el impacto que nuestra intensión tiene sobre otros objetos, en este caso, sobre el agua común.

Un estudio igualmente revolucionario se le debe al Dr. David Hawkins quien no sólo ha confirmado la existencia de esta energía, sino que su estudio ha ido más allá para probar que ésta vibra de acuerdo a una escala que se mueve de acuerdo a las emociones que experimentamos. Por ejemplo, las emociones negativas como la culpa, la ira o la apatía vibran en una frecuencia inferior a 150, mientras que las positivas vibran en frecuencias más elevadas y algunas  como el amor, vibran por encima de los 500. Esta misma investigación reveló que dicha energía no sólo afecta al individuo que la experimenta sino que tiene una repercusión de mayor alcance.

Siguiendo esta misma línea de investigación, el Proyecto Internacional de la Paz llevado a cabo en medio oriente descrito por Gregg Braden en “La Ciencia de los Milagros” nos muestra que en 1988 durante el tiempo en que un grupo de voluntarios enfocó su intención a “sentir” un “sentimiento de paz” durante un período específico al que denominaron <<la ventana de oración>> se experimentó en ese mismo lapso de tiempo una reducción hasta el 0% de la actividad terrorista, la tasa de criminalidad bajó y hasta los accidentes automovilísticos disminuyeron. Aunque no se sabe exactamente por qué sucede este fenómeno, sí se ha podido demostrar que hay una correlación muy elevada entre el grupo de gente que <<siente>> el sentimiento de paz y el efecto positivo que se manifiesta a su alrededor. Este impacto es tan preciso que los estadistas fueron capaces de determinar el número mínimo de gente que se necesita para empezar a crear este milagro: la raíz cuadrada del 1% de la población. Es decir, un número muy pequeño de gente puede generar un impacto muy positivo en su comunidad.

De acuerdo con lo anterior, y además considerando que este experimento ha sido llevado con éxito a otras ciudades del mundo como Chicago. Se antoja echar mano de nuestra energía interior para provocar el cambio que todos queremos ver en nuestras comunidades. Imagínate el poder que yace dentro de ti y el impacto tan positivo que puedes generar en tu ciudad simplemente encausando tu energía y emociones de forma intencional hacia un objetivo específico: tu comunidad en paz. De acuerdo con el algoritmo anterior, un país cómo México requiere de tan sólo unas 1,000 personas. El mundo entero necesita de sólo 8,500 personas para provocar este cambio positivo.

¿Cuántos necesita tu comunidad? Te invito a que reflexiones sobre esto y sumes tu energía e intención  a un esfuerzo conjunto que sólo te pide unos minutos al día. Digamos que al levantarte por la mañana y antes de ir a dormir, haces una pausa y por unos minutos te imaginas a tu comunidad en paz. Imagínate que prevalece la justicia, la seguridad, la armonía, la buena voluntad, la empatía, la honradez y la verdad. Siente el sentimiento de vivir en una comunidad que goza de estas características (aunque por el momento no sea así) y deja que tu emoción se una a la de muchos más que lo están sintiendo también. Recuerda que si queremos provocar un cambio “allá afuera”, debemos empezar por inducir un cambio positivo dentro de nosotros mismos y empezar a imaginar el tipo de comunidad que queremos para nosotros y para nuestros hijos.

Entre más nos unamos a este movimiento y entre más seguido experimentemos este sentimiento positivo, entonces mejores y más duraderos resultados obtendremos. No es fundamental que entendamos los porqués que yacen detrás de este fenómeno. Solamente es necesario que abramos la mente y que creamos que ciertas cosas son posibles.

La asertividad en oposición a la agresividad


La asertividad no es lo que haces, es lo que eres. (Cal Le Lun)

¿Cuántos de nosotros sabemos lo que significa ser asertivo y cuántos de nosotros sabemos el significado de ser agresivo?

Resulta interesante y nos invita a la reflexión pensar que la mayoría de la gente puede identificar plenamente el significado de la palabra agresivo, pero sólo unos cuantos pueden entender lo que implica ser asertivo. Parece ser que la sociedad moderna le otorga un valor relevante a la agresividad y nos persuade de considerarla como una actitud importante y deseable dentro de nuestra estructura de paradigmas y a emplearla de forma indiscriminada para abrirnos camino en la consecución de nuestros objetivos.

¡Sé más agresivo! Es una recomendación que probablemente todos hayamos recibido y sin embargo, en pocas ocasiones se nos solicita ser más asertivos.

Esta situación parece cobrar más sentido cuando identificamos que la agresividad ha sido vista y empleada como un mecanismo efectivo de coerción y control que parece ser imprescindible en una sociedad en donde la paciencia y la tolerancia han cedido terreno ante la urgencia y la constante búsqueda de la eficiencia. La agresividad aparenta ser útil en primera instancia, pero su uso y sobretodo su abuso tiende a crear mucha presión y estrés en los ambientes en donde se aplica, ya sea el social, el familiar o el laboral. Las relaciones interpersonales se desgastan y la interacción personal se limita a un juego de “hoy me la haces, pero mañana me la pagas.” La agresividad es entonces una actitud que convoca a la ira, a la desconfianza y al miedo. Mediante el uso de la agresividad no hacemos más que atraer a nuestra realidad más situaciones con esta misma naturaleza. Estos eventos tenderán a hundirnos en un ciclo interminable de fracasos en nuestras relaciones interpersonales y terminarán por aislarnos y por victimarnos. En otras palabras, la agresividad es un sentimiento negativo que por la ley de atracción atraerá hacia nuestra realidad más eventos y situaciones con la misma señal de nuestra emisión.

¿Ahora bien, qué implica ser asertivo?

Ser asertivo es lo contrario a ser agresivo. Significa que seamos tolerantes y empáticos ante los derechos, las ideas y los sentimientos de las demás personas. La asertividad requiere de honestidad, confianza, buena comunicación y respeto. Aprender a ser más asertivo aumentará tus posibilidades de entablar relaciones interpersonales más positivas y efectivas que derivarán en mejores probabilidades de alcanzar eficazmente tus objetivos mientras todo se desenvuelve en un ambiente cordial, constructivo y mucho más satisfactorio. La asertividad es una actitud positiva que atraerá hacia tu realidad más situaciones cargadas con esta misma polaridad. Ser asertivo te demandará tener confianza en ti mismo y de desarrollar buenas habilidades de comunicación.

Aprende a escuchar, sé honesto, cree en ti mismo, mantén tu mente abierta y prepárate para deshacerte de algunas ideas que quizá consideras obstinadamente importantes sin que por ello realmente lo sean.

¿Papi o Padre Nuestro?


Abbá Deb bashmaia. jit cuaddás semác. Teté malcutác…

Jesús (inicio de la oración «Padre Nuestro» en Armeo original)

“Abbá” es la palabra en arameo original con la que Jesús se refiere al Padre y con la que comienza la oración que conocemos como “Padrenuestro” (Mateo [6:9-13] y Lucas [11:1-4]).

El arameo era una lengua comúnmente usada en ciudades cómo Nazaret y es muy posible que Jesús la usara cotidianamente e inclusive se dirigiera a algunas audiencias con este idioma. Al día de hoy, aunque con tendencia a desaparecer,  todavía el arameo es hablado en algunas pequeñas regiones de Oriente Medio cerca de Siria e Irak.

Abbá era la palabra que usaban los niños de aquella época para referirse de una manera cariñosa a su papá. Esto significa que Jesús llamaba a su Padre usando una palabra que es algo más parecido a “Papi” que a “Padre.” Abbá, denota entonces una relación padre-hijo que reposa en la proximidad, la confianza, el respeto y el cariño. El Padre no es alguien distante y sin embargo, cuando usamos una palabra solemne como “Padre,” creamos inconscientemente una línea, que aunque sutil, nos separa de él.

Refirámonos entonces al Padre con la familiaridad, confianza y cariño con la que un hijo se refiere a su Papá. Esta actitud de ninguna manera puede ser confundida o definida como irrespetuosa o grosera ya que es usada con amor y con cariño, y no con maldad o falta de respeto.  Cuando analizamos el significado de la palabra aramea de la oración original de Jesús, es inevitable que nos sintamos tocados en un nivel muy profundo y nos invite a reflexionar sobre nuestra verdadera relación con Dios. Todos somos una extensión de él y recibimos todo el amor y cariño que siente un Padre por su hijo. La abundancia y la plenitud son tu legado y él las quiere para ti de la misma manera que cualquier padre quiere lo mejor para sus hijos.

Es mucha la información y discusión que se ha escrito y generado en torno al significado de la palabra “Abba” incluida en los textos bíblicos. El idioma original de estos escritos fue el griego y es importante notar que la palabra “Αββα” fue transcrita, y conservada en ellos. Sin embargo, se ha inferido que el significado de esta palabra es Padre porque el vocablo siempre fue acompañado de la expresión griega “pathr” lo que para algunos manifiesta la conciencia que Jesús tenía acerca de su relación con el Padre. No obstante, la palabra “abbá” aparece en tres ocasiones en los Evangelios canónicos cuando Jesús se dirige a su Padre y todavía hasta nuestros días, esta palabra es usada con el mismo significado original e inclusive en el hebreo moderno, esta palabra se utiliza regularmente y se traduce como “papi.”