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La magia en una sonrisa


sonrisa«Tú no pudiste elegir la cara que tienes, pero sí la que pones.» FP Ramírez España

El idioma en una sonrisa es universal. Su significado no es ambiguo y su poder es infinito. La sonrisa es tan poderosa que el simple hecho de “dibujarla” en nuestro rostro le indica al cerebro que nuestro estado de ánimo es positivo y alegre (aunque no sea así). Esta es una simple receta que hechiza nuestra mente y que comienza a influenciarla positivamente.

La próxima vez que te sientas triste o decaído, intenta sonreír y sencillamente deja que la “magia” ocurra. La sola decisión de hacerlo, es el primer paso para comenzar a sentirte mejor. Auque existen estudios que confirman la teoría anterior, no es imprescindible que los conozcas para poder activarla con éxito. Compruébalo tú mismo. Sonreír no te cuesta nada y es contagioso. Es prácticamente imposible que una sonrisa sincera reciba en respuesta una muestra de desaprobación o de enojo.

Cuándo sonreímos, no solamente subimos la carga de energía positiva en nosotros mismos, sino que además la transmitimos a los demás y entonces, nos rebota de regreso. Creamos un ciclo continuo de vibración positiva a nuestro alrededor. Empezar a sonreír depende de decidirse a hacerlo. Así que si no estas dibujando una sonrisa en tu rostro en este momento es simplemente porque has decidido no hacerlo.

No obstante lo anterior, la norma general que impera en la sociedad contemporánea se refleja a través de rostros serios e inexpresivos. El paradigma social nos ha condicionado a creer que ser felices no es “noble” y desde que somos pequeños se nos inculca que el sufrimiento es parte integral (y natural) de la vida. Adicionalmente, la retórica social contemporánea nos invita a aceptar al dinero, la belleza, la aceptación y otros apegos como elementos indispensables para ser felices. Nuestra mente se confunde y no logra evitar sentir frustración por no poder conseguir todo aquello que le han hecho creer que es imprescindible para alcanzar la felicidad. En consecuencia, nuestro rostro refleja el estado de ánimo que experimentamos.

Recuerda que está en ti romper con la creencia o el esquema mental que te mantiene repitiendo patrones añejos. Elige sonreír por encima de cualquier experiencia que estés cruzando. Sonreír es gratis, es social y legalmente aceptado y es el tipo de gesto que hace y comunica “magia.”

Entre sonreír y no hacerlo se encuentra simplemente una decisión… y es solamente tuya.

Fotografía cortesía de http://www.sxc.hu/

¿21 de Diciembre… esperar el nuevo fin del mundo o provocar el comienzo de uno nuevo?


fin del mundo

“Toda historia tiene un gran final pero en la vida un final es el comienzo de algo nuevo.” Anónimo

El pasado 21 de Diciembre no pudo pasarnos inadvertido. Quizá algunos respiraron con alivio al percatarse de que la antigua y apocalíptica profecía Maya no se había consumado. Muchos otros, tal vez no le prestaron demasiada importancia, pero es innegable que logró robar su atención. Aunque ahora muchos están tratando de justificar las fallas predictivas y otros tantos están tratando de fechar el nuevo final.  Lo cierto es que el fin del mundo ha sido ya tan vaticinado que cada día pierde más credibilidad. Nada es lo que aparenta y en este mundo tan influenciable, queda en evidencia que se le puede sacar provecho a prácticamente cualquier cosa. Por lo pronto, seguimos siendo testigos o víctimas de la propaganda, la falta de profundidad de nuestras reflexiones y en general del folklore y del frenesí que pueden aflorar en a la sociedad.

Durante décadas, si no siglos, hemos escuchado de manera reiterada este tipo de presagios y visiones de algunos profetas cómo Nostradamus, Santa Lucía o los Mayas. Sin embargo, resulta evidente que estas premoniciones quedan sujetas a demasiada subjetividad por parte de los futuristas y gurús que tratan de interpretarlas. Hoy por hoy, estas versiones acerca de los posibles mañanas que deparan a la humanidad, parece que cogen mayor validez y fuerza en la medida en que su explotación y sensacionalismo puedan ser utilizados con fines lucrativos.

¿Cuál será la siguiente profecía que será develada, y cuál será el impacto que pueda ocasionar (o se espera ocasione) en nuestras mentes?  Eso, sólo el tiempo lo podrá responder.

Independientemente de que la humanidad pueda ser víctima de una catástrofe y de que algunas personas puedan efectivamente tener el don de la profecía, me parece más loable que en lugar de preocuparnos por la siguiente fecha del “armagedón cósmico” (y que ahora sí sea “la buena”),  mejor nos ocupemos por intentar provocar una “hecatombe interior” que nos ayude a deshacernos de los patrones y paradigmas que nos mantienen estancados como humanidad y los reemplacemos por ideas más frescas que nos permitan crecer como individuos y ser cada día mejores.

En realidad, si lo pensamos bien, resulta igualmente triste despertar en un mundo que no está dispuesto a cambiar y que decide mantener y defender sus actitudes negativas, egoístas y engreídas, que no hacerlo del todo, por que el mundo llegó a su fin.

En lugar de atemorizarnos o mostrarnos indiferentes ante un posible final catastrófico, debería de estremecernos más el hecho de vivir en una sociedad que mantiene al dinero en un pedestal y que no es capaz de entender que cuando no haya nada más, este de poco o nada va a servirnos. A la sociedad contemporánea le cuesta trabajo apreciar el valor de la familia, de la amistad, de la honestidad y de la hermandad, simplemente porque resulta difícil asociarles un equivalente monetario. Por otro lado, la tolerancia y el respeto ceden cada día más terreno ante la actitud individualista generalizada.

Deberíamos de aprovechar toda la energía que acompaña a la parafernalia de los mitos del fin del mundo para provocar un final tajante al conjunto de creencias que nos mantienen insensibles ante el prójimo y nos impiden alcanzar niveles de conciencia más elevados. Debemos permitirnos reinventarnos en amor y armonía con todo el universo y así inducir de una vez por todas, el verdadero fin del mundo que conocemos.

Los Mayas no sólo profetizaron el fin de una era, también entendían y pregonaban  el hecho de que todos estamos entrelazados y lo que le hacemos al otro, nos lo hacemos a nosotros mismos. In lakesh, era la palabra que usaban para referirse a “tú eres yo, yo soy tú.”

¿Por qué no difundir más esta idea que nos acerca como seres humanos?

¿Será que las catástrofes “venden” más y sirven para afirmar las actitudes individualistas en los seres humanos?

¿Cuántas catástrofes (profetizadas o no) nos deparan antes de poder darnos cuenta de que debemos corregir el rumbo como seres humanos y así provocar un futuro más alentador y favorable para todos?

El poeta William S. Merwin dijo: “todos estamos dormidos con brújulas en nuestras manos,”

¿Qué necesitamos para despertar?

Tú tienes la llave para abrir tu mente y empezar a provocar o absorber nuevas ideas que cuestionen a los paradigmas colectivos prevalecientes. Tú puedes tomar la decisión de seguir como hasta hoy, o bien, continuar el viaje por un camino nuevo.

In lakesh.

Fotografía cortesía de http://www.sxc.hu/

Recibe una copia gratis de «Los 10 Hábitos de la Gente Altamente Atractiva»


Los 10H de Regalo

«Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría» Proverbio Árabe

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«La inspiración que buscas se encuentra en ti. Permanece en calma y escucha»  Rumi

Día de muertos – una tradición que nos visita desde el “más allá”


Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…. del miedo al cambio. Octavio Paz

Los dos de Noviembre de cada año, se revive la tradición de “día de muertos.” En esta fecha, vivos y difuntos se reúnen en torno a un festejo que nos recuerda que aquellos que fallecieron, simplemente están ausentes y no por ello muertos.

La muerte para muchas culturas es un símbolo emblemático y motivo de culto, respeto y hasta temor. En algunas culturas y en particular en la mexicana, se ha desarrollado una rica tradición de veneración, culto y con ciertos tintes de cercanía y pertenencia: los vivos y los muertos conviven de manera cotidiana.

Este culto a la muerte se extiende más allá de simples muestras de reconocimiento y respeto a los difuntos.  Es parte del mismo soporte místico de la cosmogonía mexicana. Si bien, con el paso del tiempo ha ido adaptando y acogiendo otras creencias, indudablemente refleja que la vida continúa después de la muerte. Antiguamente, la muerte no tenía ningún significado moral del bien o del mal. Las ideas del cielo y el infierno fueron introducidas por la religión católica durante la evangelización. Originalmente, la muerte no implicaba en si misma un premio o un castigo, simplemente era un hecho de la vida.

Debemos de reconocer que la muerte no es restrictiva, no es tajante ni tampoco representa el final. Es simplemente un cambio que nos ayuda a recordar que no necesitamos nada a dónde vamos. Nos vamos tal cual como llegamos: con las manos vacías. Desafortunadamente, en un mundo tan materialista y egoísta, es difícil evadir el apego a los bienes mundanos. La sola idea de perder lo que tenemos nos llena de angustia y temor. Este miedo nos petrifica y nos enrola en actividades y tareas orientadas a evadir o atrasar lo ineludible: nuestro deceso. En nuestra infértil búsqueda de consuelo y evasión del cambio, nos olvidamos de la verdadera razón por la que estamos aquí: descubrirnos a nosotros mismos, encontrar un significado para nuestra existencia, perseguir nuestro propósito verdadero y provocar con ello un nivel de entendimiento más elevado que sí nos acompañará en nuestro viaje transicional.

La sabiduría antigua nos recuerda que la muerte es simplemente un cambio. Si bien las religiones modernas también suman este concepto, incorporan un elemento que transita sobre el hecho de premiar o castigar. El cielo y el infierno se hacen presentes como amenaza latente que vuela sobre las cabezas de la humanidad cuyo único propósito es el de controlarla y manipularla.

¿No es tiempo de empezar a recordar la tradición antigua y reconocer a la muerte como un cambio natural de la vida misma y no como un castigo ineludible que mientras sucede nos agobia el tránsito durante la vida en este plano físico?

¿No es momento de ver a la muerte como la lección que nos enseña que tenemos algo más importante por descubrir en esta vida que simplemente volcarnos a atesorar bienes o perseguir actitudes egoístas que no nos harán falta en nuestra siguiente etapa?

Foto cortesía de Stock.xchng: http://www.sxc.hu/

16 de Septiembre de 2012 – ¿202 años de independencia o de negligencia?


“Sin importar el tamaño de la ciudad o pueblo en donde nacen los hombres o mujeres, ellos son finalmente del tamaño de su obra, del tamaño de su voluntad de engrandecer y enriquecer a sus hermanos”

Ignacio Allende

Pareciera difícil de creer que a más de 200 años de vivir en una nación soberana, la sociedad parece no estar a la altura de lo que esto debiera implicar. Al día de hoy, solo tenemos fuerza para expresar un precario patriotismo a través de celebraciones vacías de nacionalismo, pero rebosantes de matracas, banderines, tequila y abrazos fraternales. Basta con solo mirar a nuestro derredor para darnos cuenta que México se nos está yendo de entre los dedos.

Miles de hogares rotos, la triste pobreza e injusticia que prevalece en cualquier rincón del país y un sinnúmero de otras condiciones que atentan contra la supervivencia misma de la sociedad, son lastimosos testigos de esta situación. Hoy más que nunca, tenemos como mexicanos el desafío de aprender a levantarnos y a buscar acciones que corrijan el rumbo y nos lleven a dónde verdaderamente pertenece una nación soberana e independiente.

Ya es tiempo de que el continuo sufrir social se transforme en sabiduría. Ya es hora de aprender de nuestros errores y dejar de celebrar a pesar de que estos se repitan. Si no provocamos como mexicanos éste entendimiento, el dolor y amargura al que históricamente hemos sometido a millones de connacionales habrá sido en vano.  Vivimos en un momento que reta a nuestra capacidad como personas y nos empuja hasta el límite de lo que humanamente podemos considerar como aceptable. Ya no nos podemos seguir haciendo de “la vista gorda” ante la presencia de la guerra, el asesinato, políticos imbéciles, impugnaciones deshonestas, corrupción, riñas de poder, pasmosa indiferencia y sobretodo, un creciente odio que quiere encontrar su origen en lo que nos hace diferentes.

Poco nos falta (si es que no hemos llegado ya) para matarnos entre hermanos por tener opiniones políticas o religiosas distintas. Al día de hoy y por increíble que parezca, líderes irresponsables usan la discordia como arma política para hacer crecer su popularidad, en lugar de para invitar al diálogo y a la cordura.

En momentos cómo estos, ¿cómo es posible sentirse orgulloso de ser mexicano? Qué sería ser independiente sino haberse ganado el derecho y responsabilidad de tomar decisiones propias que no atenten en contra de los derechos ajenos. Ser soberano implica tener el compromiso con nosotros mismos y con quienes nos rodean para crear un México más justo y más próspero para nuestros hijos y las demás generaciones venideras.

Nos guste o no, la vida es un espejo que refleja lo que nosotros mismos somos por dentro. El México que vemos, es un cruento reflejo de lo que cada mexicano es en su interior. Por lo tanto, si en verdad no nos gusta lo que vemos <<allá afuera>> más nos vale empezar a modificar nuestra actitud y nuestra manera de pensar y actuar como ciudadanos.

La clave para poder experimentar un México mejor para todos es empezar a vivir condiciones de bienestar, justicia, paz y felicidad dentro de cada uno de nosotros mismos. Es quizá parecido al sentimiento que experimentamos los días dieciséis de septiembre. Sin embargo, en lugar de dejar que fluya de manera efímera como consecuencia de un frenesí colectivo, debemos dejar que nos inunde y colme nuestro espíritu de la energía que significa ser mexicano.

Permitamos que éste sentimiento provoque un cambio profundo y permanente en cada uno de nosotros. Honremos a partir de esta noche, la memoria de aquellos mexicanos que colocaron los valores de justicia y libertad por encima de sus propias existencias. Estos verdaderos héroes, nos legaron un México independiente que puede hoy darse el lujo de escribir su propia historia como nación. Es hora de cambiar el rumbo y evitar que el siguiente capítulo describa cómo nos fuimos por el escusado.

Basta de buscar allá afuera al culpable de tus desgracias o al responsable de tu bienestar futuro. Si en verdad hay uno, con seguridad lo vas a encontrar frente a ti la próxima vez que te mires al espejo.

El cambio que queremos para México empieza dentro de cada uno de nosotros.

¿Qué puedes hacer tú para ya no lastimarlo más? ¿Qué puedes hacer tú para ayudar a sanarlo?

¿Quizá dejar de comprar pirata o robado? ¿Quizá adquirir más productos lícitos de manufactura o procedencia nacional? ¿Quizá ser mejor estudiante? ¿Quizá ser más crítico y dejar que palabrerías babosas de malos mexicanos te embelesen para que sigas apoyando sus absurdas carreras políticas? ¿No prestarte para actos de corrupción? ¿Ser quizá un mejor hijo? ¿Un mejor padre? ¿Ser mejor patrón? ¿Ser mejor empleado? ¿Ser más honesto? ¿Más responsable? ¿Con qué puedes ayudar hoy a México?

¿Qué quieres estar realmente celebrando el próximo 16 de Septiembre?

Fotografía cortesía de Stock.Xchng  www.sxc.hu

Reconéctate con tu Ser Superior (primera parte)


Los 10 hábitos de la Gente Altamente Atractiva aplicados para reconectarte con tu “Ser Superior.”

Podremos alzarnos sobre nuestra ignorancia,
podremos descubrirnos como criaturas de perfección…

Juan Salvador Gaviota

Habito 1: Conócete a ti Mismo

Indiscutiblemente el primer paso para establecer la reconexión con tu guía interna, consiste en que tengas plena conciencia y conocimiento de quién eres tú y que reconozcas que ésta expresión espiritual reside en tu interior. Cada persona sobre la tierra cuenta dentro de su cuerpo físico con dicha expresión. La puedes llamar alma, espíritu o de cualquier otra forma. Esta parte de tu ser está ligada en armonía de manera natural con el universo y con todo lo que existe, incluyéndote a ti.

Este aspecto de nosotros mismos, nuestro “Ser Interior,” si se lo permitimos puede llegar a jugar un rol importante y decisivo en nuestra vida. El “Ser Interior” y tú no están en realidad separados el uno del otro, porque ambos constituyen dos vertientes de la misma fuente. Para descubrirlo, simplemente tienes que aprender a atenuar tu mente lógica y racional para poder sincronizarte con tu guía interior. Si eres como la mayoría de la gente, entonces tienes esa pequeña “vocecilla” dentro de tu cabeza que no se está quieta y te está hablando constantemente. Para poder reconectarte con tu yo interior, debes de aprender a “callar” a esta voz y simplemente permitir que tu fuente entre en sincronía con tus pensamientos.

Para lograr la conexión, debes de aprender a aquietar la mente y así evitar que la ansiedad y las preocupaciones estorben el proceso. El ejercicio de las páginas 17 y 18 del libro “Los 10 Hábitos de la Gente Altamente Atractiva” te puede ayudar en esta tarea. Cómo en todo, la práctica te ayudará a dominar la técnica.

Tu sistema de  “guía personal” te será de gran ayuda para definir el camino y las acciones que debes de emprender para engancharte con tu propósito verdadero. Nuestra mente, a veces racional en exceso, suele guiarse por lo que le parece más lógico. Regularmente cómo parte de este proceso, tendemos a escuchar y hasta validar nuestras propias creencias y deseos con las opiniones del resto de la gente. Sin embargo, debes de entender que tu “guía interior” es suficiente y mucho más importante que la opinión o la dirección de los demás.

Cuando estableces una conexión efectiva y en armonía con tu guía interior, el universo manifestará para ti las experiencias y oportunidades que te llevarán hacia dónde realmente perteneces y a dónde tu verdadero yo quiere ir. Tus emociones, en todo momento te servirán de guía en el camino. Recuerda que si experimentas emociones positivas como alegría, júbilo o esperanza, significa que estás tomando las acciones y camino correctos. Si por el contrario, sientes miedo, angustia, depresión o dolor, entonces es hora de modificar el rumbo (revisa la página 77 del libro “Los 10 Hábitos”). Por ejemplo, si al despertar por las mañanas experimentas hastío o depresión por tener que realizar tus actividades cotidianas, significa que estas no te resultan verdaderamente satisfactorias y que necesitas un cambio de rumbo. Tu guía interior te lo indica de forma inequívoca a través de las emociones que experimentas.

Conócete a ti mismo y eleva el nivel de tu consciencia. Acepta a tu “yo interior,” invítalo a tu vida y aprende a vivir en armonía con él. La práctica diaria de la meditación te será de gran ayuda en este proceso.

El camello que pasó por el ojo de la aguja


camelloLa frase de la Biblia  “Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar al reino de Dios” [Mateo 19-24] es un ejemplo de las creencias que podríamos llegar a adoptar y a considerar como nuestra verdad. Esta puede terminar asociada de manera inconsciente con nuestra propia realidad. En este caso, si creemos que los ricos no verán el Reino de Dios y nosotros sí queremos conocerlo,  entonces, creamos de inmediato en nuestra mente un pensamiento subyacente e inconsciente que nos bloqueará inevitablemente nuestro proceso de manifestación intencional enfocado a perseguir objetivos de riqueza y prosperidad.  No importa cuanto nos esforcemos en ello, ahí estará esa pequeña vocecita en nuestro interior que nos dirá: <<la riqueza es mala>>.

Si leemos el versículo completo [Mateo 19 16-26] vemos que Jesús le solicitó al joven rico que vendiera sus bienes y se los diera a los pobres para con ello tener un tesoro en el Cielo. No le solicitó ni que viviera en la pobreza ni tampoco condenó su riqueza. Más adelante, en ese mismo versículo [Mateo 19-26] Jesús responde a la pregunta de sus discípulos acerca de quien podría salvarse. Jesus responde: “para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.” No menciona que esta imposibilidad se aplica de manera exclusiva a los hombres ricos, sino que se ajusta de manera general al hombre.

Analizando este concepto desde una óptica diferente, podríamos reflexionar acerca de esta enseñanza de Jesús. El “hombre” que está limitado es aquel que actúa desde un nivel de entendimiento superficial y que sólo es consciente de su propia individualidad.  Este hombre [el ego] se identifica con palabras como yo y mío y se asocia con ideas cómo “soy rico” o “soy bonita.” Este nivel superficial de conciencia considera que estos conceptos le son imprescindibles y termina por apegarse obstinadamente a ellos. Con ello, se aleja de la posibilidad de encontrar o conocer situaciones más valiosas o elevadas.  Aunque esta conciencia individualista es importante para desarrollar ciertas actividades del día a día, nos puede representar una barrera importante para alcanzar niveles de consciencia y espiritualidad más elevados [Dios].

Dejar el apego a la riqueza (y no la riqueza en si) es lo que Jesús solicitó a aquel joven que hiciera. Cuando dejamos ir aquellas ideas o necesidades que consideramos testarudamente importantes para nuestra felicidad, es cuando abrimos nuestra mente para descubrir los tesoros que nos deparan en el cielo [Dios]. En la riqueza también está Dios y nada hay de malo con esta. Sin embargo, no te apegues a ella de tal forma que consideres que si no la tienes, no podrás llegar a ser feliz. La abundancia y la plenitud son tu legado y cuando te liberes del temor (apego) de no tener suficiente para comer, o no tener una casa u otros bienes, entonces vivirás en libertad, pues tu mente deja de engancharse en la supervivencia y la puedes dirigir hacia un estado mental que te permitirá recibir pensamientos más elevados. El reino de dios es para aquel lo suficientemente libre (pobre) de condicionamientos, de prejuicios y de paradigmas y que está abierto a abrir la mente para recibir un nivel de entendimiento más profundo.

“Así que no se inquieten diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos? ¿Con qué nos vestiremos? Esas son preocupaciones de los paganos. Ya sabe el Padre Celestial lo que  necesitan. Busquen primero el Reino de Dios y hacer su voluntad y todo lo demás les vendrá por añadidura”

[Mateo 6:32,33].

Fotografía cortesía de http://www.sxc.hu/

 

Ser competitivo no significa ser excelente


excelencia«La vida es como una obra de teatro: no es la duración sino la excelencia de los actores lo que importa» Séneca.

¿Qué te viene a la mente cuando escuchas la palabra competitivo?

La sociedad contemporánea valora mucho la eficiencia, la riqueza, el prestigio y el poder. Hoy en día tenemos poco espacio para el autoconocimiento, la tolerancia y la paciencia, y al parecer la carrera hacia la cima del mundo se ha convertido en un  ideal que para muchos representa un objetivo tan importante que están dispuestos a conseguirlo a cualquier precio. En otras palabras, la llamada sofisticada sociedad de éste siglo, deja sitio sólo para los mejores y estos parecieran ser aquellos que están dispuestos a pasar por encima de los demás sin importar las consecuencias.

Durante mucho tiempo se nos ha inculcado el espíritu competitivo como un remedio contra la pasividad y la mediocridad. Es decir, parece que confundimos a la competitividad con la excelencia. Dentro de muchos de nosotros existe la falsa creencia de que ser más competitivos nos convierte en mejores personas, sin embargo, esto no puede estar más alejado de la verdad porque la competencia destruye, esclaviza y margina. La competencia percibe inevitablemente a nuestro prójimo como amenaza u obstáculo para conseguir el objetivo deseado. Por otro lado, nuestro ego tiene un nivel de consciencia y entendimiento muy superficial y una vez que se engancha en el juego de la competencia nunca queda satisfecho. La competencia requiere de rivalidad y esta conduce a la enemistad y en consecuencia al odio, todos ellos son sentimientos negativos que atraerán inevitablemente para quien los experimente, situaciones o eventos de la misma polaridad. Esto significa que con el afán de ganar, la persona que es obstinadamente competitiva se atrae hacia su realidad situaciones que terminarán por aislarlo y victimarlo.

La verdadera medicina contra la mediocridad, es la excelencia. Aspirar a ser excelente genera un esfuerzo individual orientado al desarrollo máximo personal sin entrar en competencia con alguien más. Cuando uno aspira a ser excelente, se desea ser mejor mediante un sentimiento y actitud que es incluyente y solidaria. La excelencia construye, libera y acerca a las personas. La excelencia invita a la superación personal mientras que la competencia incita a superar al otro. La excelencia es un principio liberador que permite al hombre alcanzar su máxima capacidad y a percibir al otro no como el enemigo a vencer, sino como un compañero en el viaje. La excelencia implica tomar la actitud correcta y responsable para hacer las cosas de la mejor manera posible.

Cuando decidimos ser excelentes, estamos tomando una elección que nos atraerá muchos más beneficios y satisfacciones que sólo ser competitivos. Ser excelente significa decidir tener buena actitud, inclusive antes los malos momentos. Ser excelente implica ayudar a nuestro entorno y a quien necesita apoyo. Ser excelente es decidir actuar con honestidad y con optimismo. Ser excelente es decir sí se puede. Ser excelente nos invita a respetar las ideas, los derechos y los sentimientos de los demás.  Ser excelente es aprender a vivir en armonía con lo que te rodea,  implica que seas tú mismo y que persigas tu verdadero propósito.

Si bien en ésta búsqueda no hay medallas, los premios recibidos son mucho más significativos y siempre se quedarán contigo.

La Decisión es sólo Tuya


heroe anonimoLa capacidad de libre albedrío y elección con la que todos contamos es probablemente la herramienta más poderosa e invaluable dentro del proceso de manifestación intencional. Durante la vida, de manera constante te vas enfrentando a un proceso de elección y eres tú quien determina mediante tus decisiones, el camino a seguir.

Mediante la elección de hacer o dejar de hacer algo, pensar de cierta manera o hacerlo de otra, o bien comportarte o dejarte de comportar de cierta forma, te estas provocando en consecuencia una realidad completamente  diferente en el futuro. Por lo tanto, el poder de la elección cuando es accionado con intención, se convierte en una invaluable herramienta para construir una vida de diseño intencional. Sin embargo, cuando no somos conscientes de nuestras decisiones y elecciones y vamos dejando que la vida simplemente “nos ocurra”, entonces, estamos eligiendo manifestar para nosotros una vida inconsciente.

Algunas veces ciertos pensamientos, sentimientos, hábitos y actitudes son percibidas como algo fuera del dominio de nuestra elección, sin embargo, entre más conscientes seamos de que podemos tomar el control de estas decisiones, entonces estaremos equipándonos mejor para poder generar deliberadamente el tipo de pensamientos y actitudes que requerimos para provocar el cambio que buscamos. La elección correcta solidifica la intención y dirige nuestra voluntad hacia un proceso de manifestación deliberada efectivo.

En ocasiones, cuando hacemos cosas por obligación, por ejemplo, aquellas que quizá se nos pida realizar como padre o como empleado, pueden enmascarar la habilidad que tenemos para elegir, así que deja que tú corazón guíe tus elecciones y permite que tus dones, tus sueños y tu verdadero propósito afloren como consecuencia de éstas.

Cuando te das cuenta de la verdadera fuerza e impacto que residen en tus elecciones, te estarás permitiendo despertar a un nuevo nivel de responsabilidad y libertad. Tú decides qué hacer, puedes despertar mañana y elegir las mismas actitudes y pensamientos y permitir que la vida siga “escogiendo” por ti, o bien, puedes decidir tomar las riendas de tu vida y con ello elegir conscientemente el tipo de pensamientos, emociones y actitudes que quieres tomar.

La elección es sólo tuya.

8500 personas que pueden cambiar al mundo


No hay camino para la paz, la paz es el camino. Mahatma Gandhi

Mucho es lo que se ha dicho y escrito acerca de la energía que rodea a cada uno de nosotros y el impacto que puede tener sobre otros objetos a través de la fuerza de nuestra intensión. Algunas culturas ancestrales ya usaban la canalización de esta energía con objetivos terapéuticos, de relajación o para provocar niveles de consciencia superiores y un mejor entendimiento del universo. El Reiki o el Tai Chi por mencionar algunos, han sido usados durante milenios por las culturas hindú y china respectivamente.

Otros avances científicos más recientes y dignos de celebrarse son las investigaciones de Semyon Kirlian gracias a las cuales ahora nos es posible fotografiar el aura, y por otro lado, también los estudios del Dr. Masaru Emoto los cuales mostraron el impacto que nuestra intensión tiene sobre otros objetos, en este caso, sobre el agua común.

Un estudio igualmente revolucionario se le debe al Dr. David Hawkins quien no sólo ha confirmado la existencia de esta energía, sino que su estudio ha ido más allá para probar que ésta vibra de acuerdo a una escala que se mueve de acuerdo a las emociones que experimentamos. Por ejemplo, las emociones negativas como la culpa, la ira o la apatía vibran en una frecuencia inferior a 150, mientras que las positivas vibran en frecuencias más elevadas y algunas  como el amor, vibran por encima de los 500. Esta misma investigación reveló que dicha energía no sólo afecta al individuo que la experimenta sino que tiene una repercusión de mayor alcance.

Siguiendo esta misma línea de investigación, el Proyecto Internacional de la Paz llevado a cabo en medio oriente descrito por Gregg Braden en “La Ciencia de los Milagros” nos muestra que en 1988 durante el tiempo en que un grupo de voluntarios enfocó su intención a “sentir” un “sentimiento de paz” durante un período específico al que denominaron <<la ventana de oración>> se experimentó en ese mismo lapso de tiempo una reducción hasta el 0% de la actividad terrorista, la tasa de criminalidad bajó y hasta los accidentes automovilísticos disminuyeron. Aunque no se sabe exactamente por qué sucede este fenómeno, sí se ha podido demostrar que hay una correlación muy elevada entre el grupo de gente que <<siente>> el sentimiento de paz y el efecto positivo que se manifiesta a su alrededor. Este impacto es tan preciso que los estadistas fueron capaces de determinar el número mínimo de gente que se necesita para empezar a crear este milagro: la raíz cuadrada del 1% de la población. Es decir, un número muy pequeño de gente puede generar un impacto muy positivo en su comunidad.

De acuerdo con lo anterior, y además considerando que este experimento ha sido llevado con éxito a otras ciudades del mundo como Chicago. Se antoja echar mano de nuestra energía interior para provocar el cambio que todos queremos ver en nuestras comunidades. Imagínate el poder que yace dentro de ti y el impacto tan positivo que puedes generar en tu ciudad simplemente encausando tu energía y emociones de forma intencional hacia un objetivo específico: tu comunidad en paz. De acuerdo con el algoritmo anterior, un país cómo México requiere de tan sólo unas 1,000 personas. El mundo entero necesita de sólo 8,500 personas para provocar este cambio positivo.

¿Cuántos necesita tu comunidad? Te invito a que reflexiones sobre esto y sumes tu energía e intención  a un esfuerzo conjunto que sólo te pide unos minutos al día. Digamos que al levantarte por la mañana y antes de ir a dormir, haces una pausa y por unos minutos te imaginas a tu comunidad en paz. Imagínate que prevalece la justicia, la seguridad, la armonía, la buena voluntad, la empatía, la honradez y la verdad. Siente el sentimiento de vivir en una comunidad que goza de estas características (aunque por el momento no sea así) y deja que tu emoción se una a la de muchos más que lo están sintiendo también. Recuerda que si queremos provocar un cambio “allá afuera”, debemos empezar por inducir un cambio positivo dentro de nosotros mismos y empezar a imaginar el tipo de comunidad que queremos para nosotros y para nuestros hijos.

Entre más nos unamos a este movimiento y entre más seguido experimentemos este sentimiento positivo, entonces mejores y más duraderos resultados obtendremos. No es fundamental que entendamos los porqués que yacen detrás de este fenómeno. Solamente es necesario que abramos la mente y que creamos que ciertas cosas son posibles.

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