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16 de Septiembre de 2012 – ¿202 años de independencia o de negligencia?


“Sin importar el tamaño de la ciudad o pueblo en donde nacen los hombres o mujeres, ellos son finalmente del tamaño de su obra, del tamaño de su voluntad de engrandecer y enriquecer a sus hermanos”

Ignacio Allende

Pareciera difícil de creer que a más de 200 años de vivir en una nación soberana, la sociedad parece no estar a la altura de lo que esto debiera implicar. Al día de hoy, solo tenemos fuerza para expresar un precario patriotismo a través de celebraciones vacías de nacionalismo, pero rebosantes de matracas, banderines, tequila y abrazos fraternales. Basta con solo mirar a nuestro derredor para darnos cuenta que México se nos está yendo de entre los dedos.

Miles de hogares rotos, la triste pobreza e injusticia que prevalece en cualquier rincón del país y un sinnúmero de otras condiciones que atentan contra la supervivencia misma de la sociedad, son lastimosos testigos de esta situación. Hoy más que nunca, tenemos como mexicanos el desafío de aprender a levantarnos y a buscar acciones que corrijan el rumbo y nos lleven a dónde verdaderamente pertenece una nación soberana e independiente.

Ya es tiempo de que el continuo sufrir social se transforme en sabiduría. Ya es hora de aprender de nuestros errores y dejar de celebrar a pesar de que estos se repitan. Si no provocamos como mexicanos éste entendimiento, el dolor y amargura al que históricamente hemos sometido a millones de connacionales habrá sido en vano.  Vivimos en un momento que reta a nuestra capacidad como personas y nos empuja hasta el límite de lo que humanamente podemos considerar como aceptable. Ya no nos podemos seguir haciendo de “la vista gorda” ante la presencia de la guerra, el asesinato, políticos imbéciles, impugnaciones deshonestas, corrupción, riñas de poder, pasmosa indiferencia y sobretodo, un creciente odio que quiere encontrar su origen en lo que nos hace diferentes.

Poco nos falta (si es que no hemos llegado ya) para matarnos entre hermanos por tener opiniones políticas o religiosas distintas. Al día de hoy y por increíble que parezca, líderes irresponsables usan la discordia como arma política para hacer crecer su popularidad, en lugar de para invitar al diálogo y a la cordura.

En momentos cómo estos, ¿cómo es posible sentirse orgulloso de ser mexicano? Qué sería ser independiente sino haberse ganado el derecho y responsabilidad de tomar decisiones propias que no atenten en contra de los derechos ajenos. Ser soberano implica tener el compromiso con nosotros mismos y con quienes nos rodean para crear un México más justo y más próspero para nuestros hijos y las demás generaciones venideras.

Nos guste o no, la vida es un espejo que refleja lo que nosotros mismos somos por dentro. El México que vemos, es un cruento reflejo de lo que cada mexicano es en su interior. Por lo tanto, si en verdad no nos gusta lo que vemos <<allá afuera>> más nos vale empezar a modificar nuestra actitud y nuestra manera de pensar y actuar como ciudadanos.

La clave para poder experimentar un México mejor para todos es empezar a vivir condiciones de bienestar, justicia, paz y felicidad dentro de cada uno de nosotros mismos. Es quizá parecido al sentimiento que experimentamos los días dieciséis de septiembre. Sin embargo, en lugar de dejar que fluya de manera efímera como consecuencia de un frenesí colectivo, debemos dejar que nos inunde y colme nuestro espíritu de la energía que significa ser mexicano.

Permitamos que éste sentimiento provoque un cambio profundo y permanente en cada uno de nosotros. Honremos a partir de esta noche, la memoria de aquellos mexicanos que colocaron los valores de justicia y libertad por encima de sus propias existencias. Estos verdaderos héroes, nos legaron un México independiente que puede hoy darse el lujo de escribir su propia historia como nación. Es hora de cambiar el rumbo y evitar que el siguiente capítulo describa cómo nos fuimos por el escusado.

Basta de buscar allá afuera al culpable de tus desgracias o al responsable de tu bienestar futuro. Si en verdad hay uno, con seguridad lo vas a encontrar frente a ti la próxima vez que te mires al espejo.

El cambio que queremos para México empieza dentro de cada uno de nosotros.

¿Qué puedes hacer tú para ya no lastimarlo más? ¿Qué puedes hacer tú para ayudar a sanarlo?

¿Quizá dejar de comprar pirata o robado? ¿Quizá adquirir más productos lícitos de manufactura o procedencia nacional? ¿Quizá ser mejor estudiante? ¿Quizá ser más crítico y dejar que palabrerías babosas de malos mexicanos te embelesen para que sigas apoyando sus absurdas carreras políticas? ¿No prestarte para actos de corrupción? ¿Ser quizá un mejor hijo? ¿Un mejor padre? ¿Ser mejor patrón? ¿Ser mejor empleado? ¿Ser más honesto? ¿Más responsable? ¿Con qué puedes ayudar hoy a México?

¿Qué quieres estar realmente celebrando el próximo 16 de Septiembre?

Fotografía cortesía de Stock.Xchng  www.sxc.hu

Reconéctate con tu yo superior (segunda parte)


Los 10 hábitos de la Gente Altamente Atractiva aplicados para reconectarte con tu “yo superior.”

Si el espíritu es un atributo divino, una existencia conforme al espíritu será verdaderamente divina.

Sigmund Freud

Hábito 2: Libera tu mente de emociones y pensamientos limitantes

La mayoría de nosotros tenemos de manera inconsciente una serie de paradigmas que literalmente nos llevan a ser lo que creemos que somos y a tener lo que creemos que merecemos. Date cuenta que eres tú quien decide esas convicciones y que nadie te obliga a mantenerlas o a aceptarlas. Los pensamientos limitantes, que pueden tomar forma de duda o miedo, te alejan de poder elevar tu nivel de conciencia y de establecer una conexión en armonía con tu yo interior. Estos pensamientos te restringen para poder experimentar al máximo la vida y te contribuyen a sentir agobio y preocupación por vivir. Si tu mente te dice “eso es imposible” o “eso es difícil,” entonces inevitablemente estarás atrayendo a tu realidad, situaciones de imposibilidad o dificultad que no harán más que confirmarte tus propias convicciones.

Recuerda la analogía que se establece entre el proceso creativo y la metamorfosis de la mariposa en la página 30 del libro “Los 10 hábitos de la Gente Altamente Atractiva.” Cada uno de nosotros puede elegir pensar como oruga y mantener los mismos esquemas mentales que te ratifican día a día la misma realidad, o pensar como mariposa y enfocar la mente hacia ideales más elevados.

Tu “yo superior” no está alejado, no está dormido ni tampoco se encuentra separado de ti. Vive en armonía y unidad contigo y te está continuamente hablando y guiando. Tu “ser superior” no conoce límites ni dificultades. Estará siempre ahí para ti y está en ti hacer o no posible esta reconexión. Tus pensamientos y paradigmas pueden aproximarte o alejarte en este proceso. Identifica, reconoce y libérate de aquellos pensamientos que te impidan acercarte y escuchar a tu guía interior.

Foto cortesía de stock.schng

Reconéctate con tu Ser Superior (primera parte)


Los 10 hábitos de la Gente Altamente Atractiva aplicados para reconectarte con tu “Ser Superior.”

Podremos alzarnos sobre nuestra ignorancia,
podremos descubrirnos como criaturas de perfección…

Juan Salvador Gaviota

Habito 1: Conócete a ti Mismo

Indiscutiblemente el primer paso para establecer la reconexión con tu guía interna, consiste en que tengas plena conciencia y conocimiento de quién eres tú y que reconozcas que ésta expresión espiritual reside en tu interior. Cada persona sobre la tierra cuenta dentro de su cuerpo físico con dicha expresión. La puedes llamar alma, espíritu o de cualquier otra forma. Esta parte de tu ser está ligada en armonía de manera natural con el universo y con todo lo que existe, incluyéndote a ti.

Este aspecto de nosotros mismos, nuestro “Ser Interior,” si se lo permitimos puede llegar a jugar un rol importante y decisivo en nuestra vida. El “Ser Interior” y tú no están en realidad separados el uno del otro, porque ambos constituyen dos vertientes de la misma fuente. Para descubrirlo, simplemente tienes que aprender a atenuar tu mente lógica y racional para poder sincronizarte con tu guía interior. Si eres como la mayoría de la gente, entonces tienes esa pequeña “vocecilla” dentro de tu cabeza que no se está quieta y te está hablando constantemente. Para poder reconectarte con tu yo interior, debes de aprender a “callar” a esta voz y simplemente permitir que tu fuente entre en sincronía con tus pensamientos.

Para lograr la conexión, debes de aprender a aquietar la mente y así evitar que la ansiedad y las preocupaciones estorben el proceso. El ejercicio de las páginas 17 y 18 del libro “Los 10 Hábitos de la Gente Altamente Atractiva” te puede ayudar en esta tarea. Cómo en todo, la práctica te ayudará a dominar la técnica.

Tu sistema de  “guía personal” te será de gran ayuda para definir el camino y las acciones que debes de emprender para engancharte con tu propósito verdadero. Nuestra mente, a veces racional en exceso, suele guiarse por lo que le parece más lógico. Regularmente cómo parte de este proceso, tendemos a escuchar y hasta validar nuestras propias creencias y deseos con las opiniones del resto de la gente. Sin embargo, debes de entender que tu “guía interior” es suficiente y mucho más importante que la opinión o la dirección de los demás.

Cuando estableces una conexión efectiva y en armonía con tu guía interior, el universo manifestará para ti las experiencias y oportunidades que te llevarán hacia dónde realmente perteneces y a dónde tu verdadero yo quiere ir. Tus emociones, en todo momento te servirán de guía en el camino. Recuerda que si experimentas emociones positivas como alegría, júbilo o esperanza, significa que estás tomando las acciones y camino correctos. Si por el contrario, sientes miedo, angustia, depresión o dolor, entonces es hora de modificar el rumbo (revisa la página 77 del libro “Los 10 Hábitos”). Por ejemplo, si al despertar por las mañanas experimentas hastío o depresión por tener que realizar tus actividades cotidianas, significa que estas no te resultan verdaderamente satisfactorias y que necesitas un cambio de rumbo. Tu guía interior te lo indica de forma inequívoca a través de las emociones que experimentas.

Conócete a ti mismo y eleva el nivel de tu consciencia. Acepta a tu “yo interior,” invítalo a tu vida y aprende a vivir en armonía con él. La práctica diaria de la meditación te será de gran ayuda en este proceso.

Entender las razones detrás de nuestras metas


Tú no necesitaste fe para volar, lo que necesitaste fue comprender lo que era el vuelo.

El significado del vuelo va más allá de una manera de trasladarse para conseguir algunas migajas caídas de un bote.

Juan Salvador Gaviota

A medida que vamos creciendo y desarrollándonos, de una u otra manera aprendimos que para alcanzar nuestras metas es necesario tener confianza en nosotros mismos. En otras palabras, necesitamos nutrirnos con fe. Sin embargo, son escasas o quizá nulas las veces en que se nos invitó o enseñó a entender las razones por las cuales queríamos alcanzar tal o cuál objetivo.

A medida que nos convertimos en adultos, la “chispa” y capacidad de soñar de nuestra infancia va desapareciendo y a falta de comprensión, comenzamos simplemente a acostumbrarnos a vivir en un estado rutinario y hasta inconsciente. Nunca supimos realmente para qué queríamos ser presidentes, reyes, astronautas, científicos, doctores, etc.

Ahora, la mayoría de los días nos levantamos de forma automática, nos subimos al auto, al bus o al subterráneo y simplemente invertimos gran parte de nuestro esfuerzo y “capacidad de vuelo” para trasladarnos a buscar esas migajas caídas del bote. Solemos mantener nuestra mente enfocada en “hacer” y poco nos ocupamos en reflexionar acerca de “por qué hacerlo.” Si acaso, nos convencemos de que estas razones se explican simplemente para cumplir con ciertas responsabilidades u obligaciones que descansan sobre nuestros hombros.

¿Sabes bien para qué emprendes el vuelo todos los días?

¿Dónde quedaron aquellos sueños que tanto te hacían sonreír de niño?

¿Tus verdadero propósito esta alineado con las actividades que realizas cotidianamente?

¿Te sientes satisfecho, completo y feliz con tu vida?

Todos los objetivos que nos planteamos en la vida, siempre resultan más alcanzables cuando conocemos la verdadera razón qué yace detrás de cada uno de ellos. Tú sabes bien que tienes la capacidad de lograr todo lo que te propongas, en ti subyace de manera natural una fe poderosa. Sin embargo, quizá es momento de no solamente creer en todo lo que podemos alcanzar sino empezar a entender bien para qué lo queremos lograr.

Es posible que muchas veces te hayas empeñado diligente y eficientemente en alcanzar algún objetivo y a pesar de tus esfuerzos no lo has conseguido. ¿No será que quizá este objetivo no está alineado con tu verdadero propósito en la vida?

Si quieres modificar de manera efectiva lo que ves <<allá afuera>> empieza por entenderte mejor a ti mismo y a armonizar con tu ser interior. Solamente hay una persona que te puede ayudar a descubrir este camino: tú mismo.

Te invito a poner en práctica los hábitos 1, 9 y 10 del libro “los 10 hábitos de la Gente Altamente Atractiva.” Descubre algunas técnicas para comenzar a alinearte con tu guía interior, conoce la importancia de la fe, así como la relevancia de ampliar tu sabiduría.

Fotografía cortesía de: stock.xchng http://www.sxc.hu/

Tu vida necesita un cambio cuando…


 “Cuándo no sepas lo que quieras, elige felicidad, y cuándo no sepas que hacer, no hagas nada.”

Mike Dooley

De manera cotidiana, nuestros esfuerzos y acciones de una u otra manera están orientados a mejorar nuestro estilo de vida y a buscar ser “más felices.” Diariamente cada uno de nosotros dedica gran parte de sus actividades y empeño a la consecución de estos objetivos.

Si quisiéramos separarlos, podemos decir para simplificar que la mayoría de los individuos divide sus metas en dos partes: la económica y las demás. La primera es muy objetiva y se puede establecer en términos de “pesos y centavos.” Sin embargo la segunda suele ser más subjetiva y no resulta tan sencillo establecer métricas que la evalúen eficazmente.

No obstante lo anterior, me parece que si por un lado nos resulta más sencillo medir la parte económica, deberíamos por el otro intentar también establecer una especie de operación aritmética para medir la segunda. Durante mis años en la universidad, aprendí que existen algoritmos que se pueden usar para diferentes fines, entre ellos, por ejemplo se encuentran aquellos que se aplican para conocer la “salud” de las empresas. Cuando se usan, estas fórmulas matemáticas arrojan un resultado que nos indica fríamente si la empresa está bien o está mal, no hay puntos intermedios ni espacio para discusión.

Basado en este ejemplo, ¿pudiéramos llegar a establecer alguna “prueba ácida” para aplicar a nuestra vida? Es decir, una especie de algoritmo cuyo resultado sea simplemente sí o no. El resultado arrojado debería de ser una interpretación reveladora, sin espacio para la discusión u opinión. Necesitamos objetividad en la prueba, pues el resultado (nos guste o no) nos indicaría que debemos de establecer algunos cambios en nuestra vida para de alguna manera corregir el rumbo y poder dirigirnos hacia donde realmente nos gustaría ir.

Yo propongo realizar el ejercicio que Steve Jobbs describe en 2005 durante su discurso a los graduados de Stanford:

Mírate al espejo cada mañana y pregúntate: “¿si hoy fuera el último día de mi vida, me gustaría hacer lo que estoy por hacer el día hoy?” Y cuándo la respuesta es “No” por varios días, sabrás que tienes que cambiar algo.

Resulta interesante que una reflexión tan sencilla pueda llegar a “tocarnos” tan profundamente. Cuándo tu respuesta es no, entonces significa que no estas cubriendo con las expectativas conscientes o subconscientes que te gustaría alcanzar. En conclusión, tu vida necesita un cambio. Quizá otros objetivos que te has propuesto se están cumpliendo, sin embargo, estos se están alcanzando a costa de otros que inconscientemente consideras igualmente o quizá más importantes. O bien, simplemente estas dejando de lado algo que es valioso para ti.

¿Te has preguntado qué quieres hacer el resto de tu vida?

¿Te has preguntado cuál es el propósito de tu vida?

Dentro de ti, existe el potencial para cambiar tu vida y dirigirla exactamente hacia donde esa “vocecilla” interna te dice que debes de ir. Todo empieza por alinear tus pensamientos precisamente con ese modelo de vida que imaginas como ideal. Llega a conocerte a ti mismo, y empieza a construir la vida de diseño intencional que quieres para ti.

Busca más consejos y reflexiones prácticas en el libro “Los 10 Hábitos de la Gente Altamente Atractiva” da clic en la siguiente liga:

 

Fotografía cortesía de stock.xchng http://www.sxc.hu/

El camello que pasó por el ojo de la aguja


camelloLa frase de la Biblia  “Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar al reino de Dios” [Mateo 19-24] es un ejemplo de las creencias que podríamos llegar a adoptar y a considerar como nuestra verdad. Esta puede terminar asociada de manera inconsciente con nuestra propia realidad. En este caso, si creemos que los ricos no verán el Reino de Dios y nosotros sí queremos conocerlo,  entonces, creamos de inmediato en nuestra mente un pensamiento subyacente e inconsciente que nos bloqueará inevitablemente nuestro proceso de manifestación intencional enfocado a perseguir objetivos de riqueza y prosperidad.  No importa cuanto nos esforcemos en ello, ahí estará esa pequeña vocecita en nuestro interior que nos dirá: <<la riqueza es mala>>.

Si leemos el versículo completo [Mateo 19 16-26] vemos que Jesús le solicitó al joven rico que vendiera sus bienes y se los diera a los pobres para con ello tener un tesoro en el Cielo. No le solicitó ni que viviera en la pobreza ni tampoco condenó su riqueza. Más adelante, en ese mismo versículo [Mateo 19-26] Jesús responde a la pregunta de sus discípulos acerca de quien podría salvarse. Jesus responde: “para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.” No menciona que esta imposibilidad se aplica de manera exclusiva a los hombres ricos, sino que se ajusta de manera general al hombre.

Analizando este concepto desde una óptica diferente, podríamos reflexionar acerca de esta enseñanza de Jesús. El “hombre” que está limitado es aquel que actúa desde un nivel de entendimiento superficial y que sólo es consciente de su propia individualidad.  Este hombre [el ego] se identifica con palabras como yo y mío y se asocia con ideas cómo “soy rico” o “soy bonita.” Este nivel superficial de conciencia considera que estos conceptos le son imprescindibles y termina por apegarse obstinadamente a ellos. Con ello, se aleja de la posibilidad de encontrar o conocer situaciones más valiosas o elevadas.  Aunque esta conciencia individualista es importante para desarrollar ciertas actividades del día a día, nos puede representar una barrera importante para alcanzar niveles de consciencia y espiritualidad más elevados [Dios].

Dejar el apego a la riqueza (y no la riqueza en si) es lo que Jesús solicitó a aquel joven que hiciera. Cuando dejamos ir aquellas ideas o necesidades que consideramos testarudamente importantes para nuestra felicidad, es cuando abrimos nuestra mente para descubrir los tesoros que nos deparan en el cielo [Dios]. En la riqueza también está Dios y nada hay de malo con esta. Sin embargo, no te apegues a ella de tal forma que consideres que si no la tienes, no podrás llegar a ser feliz. La abundancia y la plenitud son tu legado y cuando te liberes del temor (apego) de no tener suficiente para comer, o no tener una casa u otros bienes, entonces vivirás en libertad, pues tu mente deja de engancharse en la supervivencia y la puedes dirigir hacia un estado mental que te permitirá recibir pensamientos más elevados. El reino de dios es para aquel lo suficientemente libre (pobre) de condicionamientos, de prejuicios y de paradigmas y que está abierto a abrir la mente para recibir un nivel de entendimiento más profundo.

“Así que no se inquieten diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos? ¿Con qué nos vestiremos? Esas son preocupaciones de los paganos. Ya sabe el Padre Celestial lo que  necesitan. Busquen primero el Reino de Dios y hacer su voluntad y todo lo demás les vendrá por añadidura”

[Mateo 6:32,33].

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Ser competitivo no significa ser excelente


excelencia«La vida es como una obra de teatro: no es la duración sino la excelencia de los actores lo que importa» Séneca.

¿Qué te viene a la mente cuando escuchas la palabra competitivo?

La sociedad contemporánea valora mucho la eficiencia, la riqueza, el prestigio y el poder. Hoy en día tenemos poco espacio para el autoconocimiento, la tolerancia y la paciencia, y al parecer la carrera hacia la cima del mundo se ha convertido en un  ideal que para muchos representa un objetivo tan importante que están dispuestos a conseguirlo a cualquier precio. En otras palabras, la llamada sofisticada sociedad de éste siglo, deja sitio sólo para los mejores y estos parecieran ser aquellos que están dispuestos a pasar por encima de los demás sin importar las consecuencias.

Durante mucho tiempo se nos ha inculcado el espíritu competitivo como un remedio contra la pasividad y la mediocridad. Es decir, parece que confundimos a la competitividad con la excelencia. Dentro de muchos de nosotros existe la falsa creencia de que ser más competitivos nos convierte en mejores personas, sin embargo, esto no puede estar más alejado de la verdad porque la competencia destruye, esclaviza y margina. La competencia percibe inevitablemente a nuestro prójimo como amenaza u obstáculo para conseguir el objetivo deseado. Por otro lado, nuestro ego tiene un nivel de consciencia y entendimiento muy superficial y una vez que se engancha en el juego de la competencia nunca queda satisfecho. La competencia requiere de rivalidad y esta conduce a la enemistad y en consecuencia al odio, todos ellos son sentimientos negativos que atraerán inevitablemente para quien los experimente, situaciones o eventos de la misma polaridad. Esto significa que con el afán de ganar, la persona que es obstinadamente competitiva se atrae hacia su realidad situaciones que terminarán por aislarlo y victimarlo.

La verdadera medicina contra la mediocridad, es la excelencia. Aspirar a ser excelente genera un esfuerzo individual orientado al desarrollo máximo personal sin entrar en competencia con alguien más. Cuando uno aspira a ser excelente, se desea ser mejor mediante un sentimiento y actitud que es incluyente y solidaria. La excelencia construye, libera y acerca a las personas. La excelencia invita a la superación personal mientras que la competencia incita a superar al otro. La excelencia es un principio liberador que permite al hombre alcanzar su máxima capacidad y a percibir al otro no como el enemigo a vencer, sino como un compañero en el viaje. La excelencia implica tomar la actitud correcta y responsable para hacer las cosas de la mejor manera posible.

Cuando decidimos ser excelentes, estamos tomando una elección que nos atraerá muchos más beneficios y satisfacciones que sólo ser competitivos. Ser excelente significa decidir tener buena actitud, inclusive antes los malos momentos. Ser excelente implica ayudar a nuestro entorno y a quien necesita apoyo. Ser excelente es decidir actuar con honestidad y con optimismo. Ser excelente es decir sí se puede. Ser excelente nos invita a respetar las ideas, los derechos y los sentimientos de los demás.  Ser excelente es aprender a vivir en armonía con lo que te rodea,  implica que seas tú mismo y que persigas tu verdadero propósito.

Si bien en ésta búsqueda no hay medallas, los premios recibidos son mucho más significativos y siempre se quedarán contigo.

La Decisión es sólo Tuya


heroe anonimoLa capacidad de libre albedrío y elección con la que todos contamos es probablemente la herramienta más poderosa e invaluable dentro del proceso de manifestación intencional. Durante la vida, de manera constante te vas enfrentando a un proceso de elección y eres tú quien determina mediante tus decisiones, el camino a seguir.

Mediante la elección de hacer o dejar de hacer algo, pensar de cierta manera o hacerlo de otra, o bien comportarte o dejarte de comportar de cierta forma, te estas provocando en consecuencia una realidad completamente  diferente en el futuro. Por lo tanto, el poder de la elección cuando es accionado con intención, se convierte en una invaluable herramienta para construir una vida de diseño intencional. Sin embargo, cuando no somos conscientes de nuestras decisiones y elecciones y vamos dejando que la vida simplemente “nos ocurra”, entonces, estamos eligiendo manifestar para nosotros una vida inconsciente.

Algunas veces ciertos pensamientos, sentimientos, hábitos y actitudes son percibidas como algo fuera del dominio de nuestra elección, sin embargo, entre más conscientes seamos de que podemos tomar el control de estas decisiones, entonces estaremos equipándonos mejor para poder generar deliberadamente el tipo de pensamientos y actitudes que requerimos para provocar el cambio que buscamos. La elección correcta solidifica la intención y dirige nuestra voluntad hacia un proceso de manifestación deliberada efectivo.

En ocasiones, cuando hacemos cosas por obligación, por ejemplo, aquellas que quizá se nos pida realizar como padre o como empleado, pueden enmascarar la habilidad que tenemos para elegir, así que deja que tú corazón guíe tus elecciones y permite que tus dones, tus sueños y tu verdadero propósito afloren como consecuencia de éstas.

Cuando te das cuenta de la verdadera fuerza e impacto que residen en tus elecciones, te estarás permitiendo despertar a un nuevo nivel de responsabilidad y libertad. Tú decides qué hacer, puedes despertar mañana y elegir las mismas actitudes y pensamientos y permitir que la vida siga “escogiendo” por ti, o bien, puedes decidir tomar las riendas de tu vida y con ello elegir conscientemente el tipo de pensamientos, emociones y actitudes que quieres tomar.

La elección es sólo tuya.

8500 personas que pueden cambiar al mundo


No hay camino para la paz, la paz es el camino. Mahatma Gandhi

Mucho es lo que se ha dicho y escrito acerca de la energía que rodea a cada uno de nosotros y el impacto que puede tener sobre otros objetos a través de la fuerza de nuestra intensión. Algunas culturas ancestrales ya usaban la canalización de esta energía con objetivos terapéuticos, de relajación o para provocar niveles de consciencia superiores y un mejor entendimiento del universo. El Reiki o el Tai Chi por mencionar algunos, han sido usados durante milenios por las culturas hindú y china respectivamente.

Otros avances científicos más recientes y dignos de celebrarse son las investigaciones de Semyon Kirlian gracias a las cuales ahora nos es posible fotografiar el aura, y por otro lado, también los estudios del Dr. Masaru Emoto los cuales mostraron el impacto que nuestra intensión tiene sobre otros objetos, en este caso, sobre el agua común.

Un estudio igualmente revolucionario se le debe al Dr. David Hawkins quien no sólo ha confirmado la existencia de esta energía, sino que su estudio ha ido más allá para probar que ésta vibra de acuerdo a una escala que se mueve de acuerdo a las emociones que experimentamos. Por ejemplo, las emociones negativas como la culpa, la ira o la apatía vibran en una frecuencia inferior a 150, mientras que las positivas vibran en frecuencias más elevadas y algunas  como el amor, vibran por encima de los 500. Esta misma investigación reveló que dicha energía no sólo afecta al individuo que la experimenta sino que tiene una repercusión de mayor alcance.

Siguiendo esta misma línea de investigación, el Proyecto Internacional de la Paz llevado a cabo en medio oriente descrito por Gregg Braden en “La Ciencia de los Milagros” nos muestra que en 1988 durante el tiempo en que un grupo de voluntarios enfocó su intención a “sentir” un “sentimiento de paz” durante un período específico al que denominaron <<la ventana de oración>> se experimentó en ese mismo lapso de tiempo una reducción hasta el 0% de la actividad terrorista, la tasa de criminalidad bajó y hasta los accidentes automovilísticos disminuyeron. Aunque no se sabe exactamente por qué sucede este fenómeno, sí se ha podido demostrar que hay una correlación muy elevada entre el grupo de gente que <<siente>> el sentimiento de paz y el efecto positivo que se manifiesta a su alrededor. Este impacto es tan preciso que los estadistas fueron capaces de determinar el número mínimo de gente que se necesita para empezar a crear este milagro: la raíz cuadrada del 1% de la población. Es decir, un número muy pequeño de gente puede generar un impacto muy positivo en su comunidad.

De acuerdo con lo anterior, y además considerando que este experimento ha sido llevado con éxito a otras ciudades del mundo como Chicago. Se antoja echar mano de nuestra energía interior para provocar el cambio que todos queremos ver en nuestras comunidades. Imagínate el poder que yace dentro de ti y el impacto tan positivo que puedes generar en tu ciudad simplemente encausando tu energía y emociones de forma intencional hacia un objetivo específico: tu comunidad en paz. De acuerdo con el algoritmo anterior, un país cómo México requiere de tan sólo unas 1,000 personas. El mundo entero necesita de sólo 8,500 personas para provocar este cambio positivo.

¿Cuántos necesita tu comunidad? Te invito a que reflexiones sobre esto y sumes tu energía e intención  a un esfuerzo conjunto que sólo te pide unos minutos al día. Digamos que al levantarte por la mañana y antes de ir a dormir, haces una pausa y por unos minutos te imaginas a tu comunidad en paz. Imagínate que prevalece la justicia, la seguridad, la armonía, la buena voluntad, la empatía, la honradez y la verdad. Siente el sentimiento de vivir en una comunidad que goza de estas características (aunque por el momento no sea así) y deja que tu emoción se una a la de muchos más que lo están sintiendo también. Recuerda que si queremos provocar un cambio “allá afuera”, debemos empezar por inducir un cambio positivo dentro de nosotros mismos y empezar a imaginar el tipo de comunidad que queremos para nosotros y para nuestros hijos.

Entre más nos unamos a este movimiento y entre más seguido experimentemos este sentimiento positivo, entonces mejores y más duraderos resultados obtendremos. No es fundamental que entendamos los porqués que yacen detrás de este fenómeno. Solamente es necesario que abramos la mente y que creamos que ciertas cosas son posibles.

La asertividad en oposición a la agresividad


La asertividad no es lo que haces, es lo que eres. (Cal Le Lun)

¿Cuántos de nosotros sabemos lo que significa ser asertivo y cuántos de nosotros sabemos el significado de ser agresivo?

Resulta interesante y nos invita a la reflexión pensar que la mayoría de la gente puede identificar plenamente el significado de la palabra agresivo, pero sólo unos cuantos pueden entender lo que implica ser asertivo. Parece ser que la sociedad moderna le otorga un valor relevante a la agresividad y nos persuade de considerarla como una actitud importante y deseable dentro de nuestra estructura de paradigmas y a emplearla de forma indiscriminada para abrirnos camino en la consecución de nuestros objetivos.

¡Sé más agresivo! Es una recomendación que probablemente todos hayamos recibido y sin embargo, en pocas ocasiones se nos solicita ser más asertivos.

Esta situación parece cobrar más sentido cuando identificamos que la agresividad ha sido vista y empleada como un mecanismo efectivo de coerción y control que parece ser imprescindible en una sociedad en donde la paciencia y la tolerancia han cedido terreno ante la urgencia y la constante búsqueda de la eficiencia. La agresividad aparenta ser útil en primera instancia, pero su uso y sobretodo su abuso tiende a crear mucha presión y estrés en los ambientes en donde se aplica, ya sea el social, el familiar o el laboral. Las relaciones interpersonales se desgastan y la interacción personal se limita a un juego de “hoy me la haces, pero mañana me la pagas.” La agresividad es entonces una actitud que convoca a la ira, a la desconfianza y al miedo. Mediante el uso de la agresividad no hacemos más que atraer a nuestra realidad más situaciones con esta misma naturaleza. Estos eventos tenderán a hundirnos en un ciclo interminable de fracasos en nuestras relaciones interpersonales y terminarán por aislarnos y por victimarnos. En otras palabras, la agresividad es un sentimiento negativo que por la ley de atracción atraerá hacia nuestra realidad más eventos y situaciones con la misma señal de nuestra emisión.

¿Ahora bien, qué implica ser asertivo?

Ser asertivo es lo contrario a ser agresivo. Significa que seamos tolerantes y empáticos ante los derechos, las ideas y los sentimientos de las demás personas. La asertividad requiere de honestidad, confianza, buena comunicación y respeto. Aprender a ser más asertivo aumentará tus posibilidades de entablar relaciones interpersonales más positivas y efectivas que derivarán en mejores probabilidades de alcanzar eficazmente tus objetivos mientras todo se desenvuelve en un ambiente cordial, constructivo y mucho más satisfactorio. La asertividad es una actitud positiva que atraerá hacia tu realidad más situaciones cargadas con esta misma polaridad. Ser asertivo te demandará tener confianza en ti mismo y de desarrollar buenas habilidades de comunicación.

Aprende a escuchar, sé honesto, cree en ti mismo, mantén tu mente abierta y prepárate para deshacerte de algunas ideas que quizá consideras obstinadamente importantes sin que por ello realmente lo sean.

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